Argentina mostró la clase de mejor selección del mundo, le ganó 1-0 a Uruguay y sueña con la cuarta estrella

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MONTEVIDEO.- Esta selección se dobla, pero no se rompe nunca. Ya lo había demostrado y esta noche de viernes lo hizo otra vez. Luego de tres partidos sin victorias fuera de casa, tras las caídas ante Colombia y Paraguay y el empate con Venezuela que habían sembrado dudas respecto del nivel del equipo en la recta final de las eliminatorias, la selección dio la cara en el Centenario y sumó un triunfo de oro en el clásico con Uruguay que lo deja a un paso de la clasificación a la próxima Copa del Mundo. Sin Messi, sin Lautaro y sin De Paul, la Argentina dio una nueva muestra de carácter y sacó adelante un partido chivo con un golazo de Thiago Almada, una de las apuestas de Lionel Scaloni.

Había sido muy grande la expectativa para un primer tiempo demasiado chiquito, con dos equipos agazapados que se repartieron la tenencia y casi no se patearon al arco. Fue de menor a mayor la Argentina en Montevideo. Con equipo remendado, le costó mucho hacer pie y no encontró nunca los caminos para inquietar a la Celeste. Scaloni buscó reforzar los extremos con Giuliano Simeone y Thiago Almada haciendo la banda y siendo un obstáculo permanente para las trepadas de Nahitan Nández y Mathías Olivera. Pero si bien cumplieron con ese rol primario, no tuvieron compañía ni recorrido para explotar su velocidad. La selección se abroqueló bien cerquita de su área, pobló el mediocampo con Enzo Fernández, Leandro Paredes y Alexis Mac Allister y buscó lastimar de contra con las trepadas de los carrileros, pero Uruguay no dejó espacios en defensa y el plan no prosperó. Giuliano y Thiago alteraron buenas y malas, Julián pudo hacer poco contra los cuatro defensores uruguayos y Mac Allister tampoco estaba en su noche. En ese sentido, llamó mucho la atención la ausencia de Nicolás González, un jugador con despliegue y buen pie, ideal para esta clase de partidos, quien pintaba para titular en la previa y terminó ingresando en el segundo tiempo (luego vio la roja). El campo, para colmo, no estaba en buenas condiciones, algo que dificultó todavía más el buen trato de pelota.

El golazo de Thiago Almada, en esta imagen espectacularGaston Britos

Uruguay era algo más prolijo con la pelota, pero le faltaba profundidad para inquietar a un Dibu Martínez que prácticamente no intervino en la primera mitad, salvo para descolgar algún centro y darle buena salida al equipo con el juego con los pies. La Celeste avanzaba, pero no atacaba. Rodrigo Bentancur, el más claro con el balón, filtraba pases a la espalda de Paredes cuando Enzo y Mac Allister achicaban hacia adelante, atraídos por Valverde y Arrascaeta. Cuando Paredes y Enzo se escalonaron, Uruguay probó con bochazos largos para Núñez, pero el delantero del Liverpool entró en el juego de los zagueros argentinos y enseguida se diluyó. ¿Para rescatar? Apenas un disparo de Paredes que salió desviado, un tiro de Fernández a las manos de Rochet y un buen intento de Giuliano, bien controlado por el 1 charrúa. Uruguay respondió sobre el cierre con un débil disparo de Arrascaeta que Dibu controló sin problemas. Un verdadero bostezo.

Pero la Argentina cambió la postura en el complemento y se aprovechó del nerviosismo del local para empezar a mover la pelota y generar superioridad numérica en los metros finales de la cancha. Creció Enzo, se soltó Giuliano, se liberó Almada. La selección empezó a hacer méritos para ponerse en ventaja. Lo tuvo a los tres minutos con una gran jugada de derecha a izquierda que arrancó con un buen pase de Alexis para Julián y un potente remate de Thiago que Rochet desvió al córner. Era por ahí. Haciendo circular la pelota con criterio y acelerando a fondo para forzar el mano a mano de los delanteros, mucho más rápidos que los defensores uruguayos. Y fue así como llegó la victoria, con Almada recortando la cancha hacia adentro y desenfundando un sablazo furibundo que se coló contra el ángulo. Golazo para vencer a un rival de fuste y quedar a un punto de sellar la clasificación al Mundial.

Julián Álvarez fue una de las grandes figuras del triunfo de ArgentinaEITAN ABRAMOVICH – AFP

Uruguay volvió a quedar en deuda y hubo murmullos en la salida del equipo. Porque venía de un solo triunfo en sus últimas ocho presentaciones (3 a 2 sobre Colombia), porque sus hinchas colmaron el estadio a la espera de una victoria que corte la racha de 12 años sin victorias con la Argentina en el Centenario, y porque el triunfo de Ecuador en primer turno, sumado al triunfo de Brasil sobre Chile, habían dejado a la Celeste en el cuarto lugar de las eliminatorias, tan cerca del repechaje como de la cima de las posiciones. Bielsa también sorprendió y planteó en equipo inédito, tácticamente más parecido al de su etapa como DT de la selección argentina que al de este proceso de dos años al frente del conjunto charrúa, con dos wines bien abiertos (De Arrascaeta y Maxi Araújo) atacando como lanzas y una torre como Darwin Núñez yendo al choque con los defensores argentinos. Demasiado poco para un equipo con aspiraciones de ser protagonista.

En el final, Argentina le puso el freno de mano al partido y manejó el trámite con la chapa del campeón. Alentado por un puñado de hinchas que se hicieron sentir durante los 90 minutos, la selección celebró de cara a su gente y cantó por la cuarta estrella. El martes vendrá Brasil, a la que venció en el Maracaná en estas eliminatorias, en el Monumental. Otro clásico para jugar con dientes apretados e intentar sellar la clasificación a un Mundial que volverá a tener a la Argentina como candidata. Aún queda mucho. Aún falta Messi. Es hora de festejar. Y de demostrar otra vez ante Brasil, la Brasil de Vinicius y compañía, quién es el verdadero rey de Sudamérica.

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