En sus memorias La belleza de vivir dos veces, Sharon Stone (67) presenta una mirada sin contemplaciones en relación a uno de los momentos más emblemáticos del cine de los años ’90, y de su carrera: el célebre cruce de piernas en Bajos instintos, en la que compartió protagonismo con Michael Douglas.
Stone aceptó hace algún tiempo que la escena «no era para tanto si la comparás con lo que se ve hoy en día». Por supuesto que el presunto «alto voltaje erótico» la catapultó a una forma de estrellato. Sin embargo, según publicó el medio especializado Fotogramas, de fondo existe una historia de manipulación, traición y decisiones difíciles que la actriz se ha atrevido a contar por primera vez con todas sus letras.
«No se ve nada», le dijeron
Publicado en 2021, el libro señala que la actriz no fue «plenamente consciente» de que su cuerpo sería expuesto de forma tan explícita en la escena hasta que vio la película ya montada. Y no en una sala íntima con el director, como podría esperarse dadas las circunstancias, sino en una proyección abarrotada de agentes y abogados. Según la misma fuente, fue allí donde, para su sorpresa y estupor, se encontró con la famosa toma de su cruce de piernas. «No se ve nada, solo necesito que te quites la bombacha porque el blanco refleja la luz y se nota que la llevás puesta«.
El planteo corrió por cuenta del director Paul Verhoeven. Stone escribió que luego de la proyección fue directo a la cabina donde estaba el director. «Le di una cachetada al director Paul Verhoeven y llamé a mi abogado, Marty Singer. Estaba indignada».
El letrado confirmó que intervino diciendo que no podía legalmente formar parte de la película sin su consentimiento explícito y que incluso podía llegar a paralizar el estreno judicialmente.
Sharon Stone había luchado por tener el papel
La actriz sabía perfectamente en qué tipo de proyecto se había embarcado. Es más, escribió que «había luchado por ese papel» y reconocía que el director fue quien la apoyó cuando nadie más lo hizo. Así que lo meditó más de una vez: «¿Y si yo hubiera sido la directora? ¿Y si lo hubiera filmado a propósito o por accidente? ¿Y si simplemente existía esa toma?», se preguntó.
Finalmente decidió permitir que la escena estuviera en la película: «Porque era lo correcto para la película y para el personaje y porque, al fin y al cabo, fui yo quien lo hizo«.
«En la película no solo hice el famoso cruce de piernas, sino que mostré las axilas tal y como estaban, así que se rompieron muchas fronteras para las mujeres. Y lo más importante de todo fue que el personaje que interpreté se hacía responsable de su propia sexualidad y en ese entonces aquello era muy poco común», declaró a la BBC.
Y reflexionó: «En el pasado, las mujeres interpretaban la fantasía de los hombres», quienes, señala, escribían, dirigían, producían, montaban y distribuían las películas. «Ahora creo que estamos llegando a un punto en el que las mujeres pueden interpretar cómo se comportaría una mujer en esas circunstancias».
POS