HUBO ESCASAS LLAMADAS A LA LINEA DE DENUNCIAS CONTRA EL PARO FOMENTADA DESDE LAS PANTALLAS DE LAS TERMINALES

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(Corresponsalía Buenos Aires) – La ambiciosa apuesta del Gobierno Nacional para enfrentar el paro general convocado por la CGT terminó sin suerte. A pesar del operativo comunicacional desplegado en redes, estaciones y rutas, la línea 134, habilitada para recibir denuncias por presuntas amenazas gremiales, apenas registró 79 presentaciones en todo el país.

La medida, que incluyó cadenas de WhatsApp, cartelería masiva y mensajes en altoparlantes, fue presentada como una herramienta para que los trabajadores que no quisieran adherirse a la huelga pudieran denunciar extorsiones. Sin embargo, los números reflejan un escaso nivel de respuesta: solo 13 personas recibieron asesoramiento específico, según datos oficiales del Ministerio de Seguridad.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, fue quien encabezó la ofensiva gubernamental. En su canal de WhatsApp, acusó a la CGT de ser parte de “la casta sindical kirchnerista de los Moyano” y calificó el paro como “uno de los últimos coletazos de quienes viven de la extorsión y el apriete”. Además, Adorni aseguró que “los trabajadores hoy ganan más que antes” y acusó a los gremios de no tolerar que “la gente salga adelante sin ellos”.

Durante la jornada, estaciones de trenes y rutas amanecieron empapeladas con afiches que rezaban: “Los sindicalistas no te dejan trabajar”, acompañados de señalamientos directos a Hugo Moyano y Pablo Biró. También se escucharon mensajes por altavoces con la consigna: “Si te obligan a parar, llamá al 134”.

No obstante, la respuesta ciudadana fue mínima. De las más de mil consultas recibidas, solo 92 estuvieron relacionadas con la medida de fuerza. Y de esas, apenas 79 fueron denuncias efectivas por presiones para adherirse al paro.

A pesar del intento por mostrar una gestión activa frente a la huelga, los números expuestos por el propio Ejecutivo demuestran que la estrategia no logró torcer el masivo acatamiento a la protesta, que según estimaciones gremiales superó el 85% en el sector industrial.

El operativo oficialista, concebido para minar el impacto del paro, terminó quedando reducido a una campaña sin eco real entre los trabajadores, que optaron por plegarse masivamente a la convocatoria de la CGT.

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