La encrucijada de De La Sota: cordobesismo, kirchnerimo o juego propio

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La diputada nacional Natalia De La Sota emerge como una figura clave en un escenario político donde escasean los candidatos atractivos, especialmente dentro del peronismo. La posible reaparición de Cristina Fernández de Kirchner en octubre obliga a “Hacemos por Córdoba” a definir su estrategia.

De La Sota es, además de los opositores clásicos, la única diputada cordobesa que votó en contra de todas las leyes propuestas por el presidente Javier Milei. ¿Eso la convierte en kirchnerista? Desde su entorno lo niegan rotundamente: “No es ‘K’ y nunca lo fue; eso lo quiere instalar el gobierno provincial”, afirma un dirigente con peso en el conurbano bonaerense. “Ella es De La Sota”, recalca.

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En este contexto, la diputada podría convertirse en una bisagra: sumar los votos necesarios para fortalecer al kirchnerismo o marcar el declive del cordobesismo, según el rumbo que elija. “Decime qué candidatos tenemos y te los desarmo en dos minutos”, lanza una voz que circula en los pasillos del poder provincial, reflejando la falta de figuras con peso propio en el peronismo cordobés.

Mientras tanto, todos aguardan una definición sobre una eventual alianza entre los restos de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza. Aunque Milei mantiene un núcleo duro de apoyo cercano al 30%, hay un amplio electorado aún desencantado, y el resto del panorama político se mantiene incierto.

En uno de los últimos streamings de El Doce, la diputada Gabriela Estévez se mostró distante ante la posibilidad de que De La Sota encabece la lista kirchnerista cordobesa: “Creo que hay coincidencias, sobre todo con el rol del Estado. Los peronistas debemos empezar a pensar en conjunto. Son debates que debemos dar entre compañeros”, deslizó, como el gesto más cercano a un apoyo.

Qué pasa si va con un partido propio: «Es mucho esfuerzo, aunque te aseguro que alcanza lo mínimo para entrar«, describe un consultor político. «Para entrar y hacer daño a su alrededor, porque quita por todos lados, el tema es con quiénes completa la lista, si sin massitas o peronistas muy enojados».

Funcionarios sin tracción

De acuerdo con la última encuesta de Gastón Toro, Natalia De La Sota presenta un 43,4% de desconocimiento, pero una imagen positiva cercana al 14%, cifras significativamente mejores que las de la mayoría de los diputados, tanto libertarios como peronistas.

En el bunker justicialista, las expectativas están puestas en Juan Schiaretti. “Si Juan juega, después vemos cómo completamos la lista; eso es secundario”, señalan. Martín Llaryora presiona desde todos los frentes para que eso ocurra. Alinea a toda la tropa, tanto propia como del cordobesismo. Si no lo logra, deberá usar la lapicera para depurar nombres.

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Los intendentes aún debaten su participación. Algunos se integrarían a las listas a partir del quinto o sexto lugar. Sin embargo, varios transmiten su desconfianza a los principales despachos del Panal: “Jugar por (Manuel) Calvo o (Miguel) Siciliano es meterse en la campaña de la capital, no de la provincia”.

La lectura es clara: consideran que “Hacemos” está más enfocado en posicionar al próximo candidato a intendente de Córdoba que en defender bancas en el Congreso.

El factor Cristina

El posible regreso de Cristina Fernández al centro de la escena reordena todo el tablero. La polarización es inminente. “La ancha avenida del medio se puede convertir en un pasaje si no definimos bien”, advierten desde el peronismo.

La reciente disputa por las tasas del Banco Nación y su impacto en los municipios generó alineamientos impensados. “¿Tillard es cordobés o para quién juega?”, se preguntan algunos. Esa movida reavivó a los intendentes, que ven nacer un nuevo «municipalismo». No son pocos los que destacan las coincidencias entre Damián Bernarte (San Francisco), Juan Manuel Llamosas o Guillermo De Rivas (Río Cuarto), y el radical Marcos Ferrer (Río Tercero).

En ese clima de alianzas híbridas, De La Sota adquiere una relevancia especial: es la única que puede confrontar con Milei desde un discurso peronista tradicional. La pregunta clave ya suena en voz alta: “¿Quién no la quiere en la lista, Schiaretti o Llaryora?”. La respuesta definirá buena parte del mapa político cordobés en las próximas semanas.

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