Fuimos tras otro gran desafío, con un panorama muy prometedor para esta temporada, en un ámbito que marca tendencia en la agenda de los pescadores. A pesar de los distintos cambios climáticos, la laguna La Barrancosa resistió las altas temperaturas del verano y, gracias a las últimas lluvias, recuperó su nivel habitual.
Con información actualizada de Gustavo Gregorini y Guillermo Zangara, que anticipaban una pesca más que fructífera, partimos en busca de los flecha de plata que ofrece este entorno lagunar. Atendiendo a la invitación de Guille y de mi amigo Gustavo, ultimamos detalles y me puse en marcha rumbo a la zona. Fueron 344 km desde Buenos Aires por la RN 3 hasta la localidad de Sierra Chica, que sería nuestra base de alojamiento previa a la jornada de pesca. Allí, Gustavo y su familia me recibieron con una riquísima cena de bienvenida. Entre charlas de sobremesa y anécdotas, terminamos de planificar la jornada siguiente. Sólo restaban los últimos 70 kilómetros hasta la laguna.
Para armar el equipo utilizamos cañas telescópicas de 4,20 m con aparejos de tres boyas en diferentes modelos y colores, en general van a gusto de cada pescador para que puedan visualizarse según la luz del día. Lo importante es que la línea garetee para alcanzar mayor distancia desde la embarcación, ya que los piques suelen darse lejos. Las brazoladas variaron entre 15 y 60 cm. También empleamos el tradicional paternóster, con tres anzuelos y un plomo en el extremo de la línea. En ambos casos, los anzuelos eran N° 1/0.
Las carnadas fueron variadas: mojarras vivas, filete de dientudo, filete de pejerrey, mojarras saladas y enharinadas con maíz. A veces usamos colorantes en tonos rojo, verde o amarillo para hacerlas más atractivas, debíamos tener todas las opciones a bordo para no fallar.
Características del ámbito
En su nivel habitual, la laguna cuenta con una cubeta de 200 hectáreas. Sus costas son barrancas de tosca de altura moderada y con escasa vegetación acuática. Se puede acceder en vehículo por un camino entoscado que permite recorrer buena parte de su perímetro. Para quienes prefieren la pesca costera, es posible vadear con líneas de flote, paternóster o fondo, logrando pejerreyes de medida y, ocasionalmente, algún matungo.
El ingreso a la laguna está habilitado desde las 8 de la mañana. Allí nos esperaban Zangara y Rubén Pililo Pereira. Con la ayuda de Guillermo botamos la embarcación sin inconvenientes: la profundidad cerca de la costa es más que adecuada. Organizamos el equipo y subimos desde el pequeño muelle flotante hacia la primera zona elegida: la costa opuesta a la bajada de lanchas. Anclamos y empezamos a probar suerte con líneas de tres boyas y paternóster.
El pronóstico anunciaba cielo despejado y viento suave del norte. Gustavo nos anticipó que había buenas chances de encontrar ejemplares destacados. El viento era el ideal: en este tipo de ámbitos, bien oxigenados, es cuando los matungos suelen activarse.
La jornada comenzó muy activa, con piques constantes en líneas de flote. Los portes variaban, predominando los pejes entre 25 y 35 cm: combativos, robustos, entretenidos. Un sector muy rendidor, con sorpresas, como nos tiene acostumbrados. Pero como el pique a veces se corta, decidimos movernos.
Cambio y estrategia
Cuando la actividad afloja, lo ideal es cambiar de lugar, remando o moviendo la embarcación lo más silenciosamente posible. Los cardúmenes de pejerrey están en movimiento constante y es ahí donde la sutileza del pescador hace la diferencia. Gustavo nos comentó que las mejores capturas se vienen dando desde el mediodía y hasta la caída del sol.
En el nuevo sector, los piques fueron más esporádicos, pero los portes mejoraron. Sacamos ejemplares de hasta 500 gramos, mezclados con otros entre 25 y 40 cm, tanto con líneas de flote como con la clásica tipo barranquín. Al acercarse el mediodía, volvimos a la costa, donde Guillermo y Rubén ya tenían el infaltable asado a punto. Compartimos un gran almuerzo entre amigos, afinando estrategias para lo que quedaba del día y que prometía muy buenas capturas, según lo vivido días anteriores.
Por la tarde
Volvimos a la zona inicial. Armamos las líneas con mojarras vivas grandes y, en algunos casos, sumamos un filete de dientudo en el mismo anzuelo para tentar mejor. Apenas las líneas tocaron el agua, los piques comenzaron de inmediato. Por momentos, logramos dobletes. Y, entre pique y pique, aparecieron los robustos matunguitos que Gustavo nos había anticipado. Están ahí, aunque son difíciles de encontrar, porque la gran población de pejes medianos suele ganarle la carrera al cebo.
La jornada fue excelente, con buena calidad de piezas. Contar con el clima a favor fue la clave. A no dudar en preparar los equipos y hacerse una escapada a este espejo lagunar de la llanura bonaerense: la sorpresa del otro lado de la línea siempre está latente. Además, en el lugar se instaló un gran piletón con mojarra viva de muy buena calidad para esta modalidad, a cargo de Rubén Pililo Pereira (datos al pie).
Gustavo Gregorini, guía de pesca y gran conocedor de la zona, nos había adelantado que se estaban obteniendo ejemplares de excelente porte, incluso pejerreyes de más de un kilo. Aunque en esta jornada no dimos con esos matungos, la clave sigue siendo la misma: condiciones climáticas adecuadas y carnada generosa. Para quienes prefieren quedarse en tierra firme, la pesca costera también brinda jornadas inolvidables en familia o con amigos.
Queda claro que este tipo de salidas van mucho más allá de la pesca en sí: son experiencias integrales que combinan naturaleza, camaradería y estrategia. La posibilidad de leer el agua, entender el comportamiento del pejerrey según las condiciones del día, ajustar las líneas y compartir la jornada con pescadores experimentados transforma cualquier intento en aprendizaje, lo que significa muchísimo. Y aunque no todos los días se consigan trofeos de kilo, cada lance es una oportunidad renovada.
La Laguna La Barrancosa no sólo ofrece buenos portes, sino también un entorno que invita a regresar: caminos accesibles, servicios adecuados y un ambiente cuidado que se mantiene vigente gracias al esfuerzo de quienes lo conocen y promueven su pesca responsable. Esta temporada puede ser el momento ideal para descubrirla y vivir una propia historia entre boyas, anzuelos y buenos amigos, porque todas las condiciones están dadas, tal como quedó demostrado en esta nota.