Ian Hill, el arma secreta de Judas Priest, que sigue tocando a los 75 años

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Hubo un tiempo que no fue hermoso sino terrorífico… al menos para aquellos que creían que el heavy-metal era la música del demonio. A mediados de los años ’80, ese estilo era algo novedoso, aunque los conocedores sabían que se trataba de una evolución del hard-rock. Y mucho ciudadano bien pensante se escandalizaba pensando en sus hijos o en los ajenos, creyendo que serían abducidos por Satanás tan solo por algunos compases de Ozzy Osbourne, Iron Maiden o Judas Priest.

En verdad, sólo fue una construcción narrativa de algunas damas como Tipper Gore, esposa del por entonces senador de Estados Unidos, Al Gore, que terminó laudándose de un modo curioso; los jueces dictaminaron que por la Primera Enmienda, cualquier compositor podía escribir sobre el tópico que se le viniese en gana, y al mismo tiempo, para no levantar más olas, la industria musical aceptaba colocar en algunos discos una etiqueta de advertencia de contenido explícito, precursores de los octógonos nutricionales.

Ian Hill tiene 75 años y sigue de gira por el mundo junto a sus compañeros de Judas Priest. Foto de prensa

Así fue como una de las canciones del disco Defenders Of The Faith de Judas Priest, quedó estampada en una lista llamada The Filthy Fifteen (Las quince asquerosas): Eat me alive, que no fue ni por asomo un éxito. Demasiada preocupación por un fantasma que ni sábana tenía.

El mundo siguió girando y cuarenta años después Ian Hill, bajista de Judas Priest, y el miembro más antiguo en actividad atiende a Clarín a través de un zoom. Las mentes de aquellos años seguramente se persignarían antes de hablar con este hombre que está por pisar Buenos Aires por séptima vez… y le encanta.

¿En qué habrá devenido este señor que lleva 7 décadas de vida y más de 55 como miembro de Judas Priest? ¡En una persona normal! Con una amabilidad relajada, conversa desde su living, prolijo, limpio, ordenado, en donde el objeto más ofensivo es… un contrabajo. ¡Por Judas! ¿Qué hace ese objeto en la casa de uno de los miembros más representativos del heavy metal? “Mi padre tocaba el contrabajo –se ríe Ian – y yo lo toco ocasionalmente, pero no muy bien. ¡Y nunca con Judas Priest!”

La banda del acero británico

Las enseñanzas del padre de Ian Hill fueron breves, ya que murió cuando él tenía solo quince años, pero de alguna manera le allanaron el camino. “Cuando pasé al bajo eléctrico, lo encontré mucho más fácil. ¡Y también más portátil! Con lo que mi padre me enseñó pude comenzar a tocar sobre los discos y aprender lo que me faltaba. Comencé a sacar las líneas de bajo de Cream, Jack Bruce era un bajista tremendo. Me encantaba todo el blues que estaba dando vueltas por Inglaterra en ese tiempo: John Mayall & The Bluesbreakers, Savoy Brown, Free y, por supuesto, Fleetwood Mac, que tenía a John McVie, otro bajista increíble”.

Judas Priest hoy: Ian Hill, Rob Halford, Glenn Tipton, Scott Travis y Richie Faulkner. Foto de prensa

Judas Priest comienza su andar sobre la tierra poco tiempo después, alrededor de 1969; Ian Hill se les une un año más tarde y es uno de los constructores de los cimientos de esta mítica banda, que al principio fue un grupo de hard-rock como tantos otros, pero que se vio beneficiado con el cambio de nomenclatura que se les dio a las bandas de rock pesado cuando los años ’70 se transformaron en los ’80.

Al coincidir temporalmente con el estilo new wave que sobrevino luego de la explosión punk, al rock pesado en Inglaterra se lo llamó New Wave of British Metal (Nueva ola de metal británico), y en ese punto de partida se encontraban dos bandas únicas e indiscutibles: Judas Priest y Iron Maiden, que representaba la sangre más joven. Pero Judas se benefició de la experiencia: su sexto álbum, British Steel (Acero británico), para muchos su mejor disco, dio inicio a un tiempo donde el grupo sería intocable.

Cuando nosotros comenzamos no existía el heavy metal –explica Hill- y en ese entonces el blues tenía una gran conexión con lo que nosotros hacíamos, que era hard rock, rock agresivo, llamalo como prefieras, pero que definitivamente no era todavía heavy metal”.

¿Y cómo se llega a ese siderúrgico momento del metal? “En nuestro caso hicimos un esfuerzo consciente por salir de la progresión de los doce compases del blues. Nada que no se hubiera hecho ya, con músicos de blues y sobre todo del jazz. Cuando empezamos, éramos muy eclécticos y tocábamos canciones de otros, como Jimi Hendrix, y después metimos temas nuestros que encajaran con eso. A medida que fueron pasando los años fuimos dejando de lado el material más liviano, emparentado con el blues, y enfatizando el costado más duro de nuestro estilo. Para cuando llegamos a British Steel, ya no teníamos influencias del blues, o muy pocas”.

Ian Hill en vivo con Judas Priest en 2022 en Movistar Arena. Foto Martin Bonetto.

El metal había fraguado en el estilo de Judas Priest y tenía el filo de una navaja, presente en temas como Breaking the law, You’ve got another thing coming o Freewheel Burning, por mencionar algunas de las canciones más conocidas, de esas que hacen que las cabezas se sacudan con frenesí en los recitales o en los grandes encuentros, como el festival Masters of Rock, que van a encabezar en Buenos Aires el 26 de abril junto con Scorpions y otros números.

“Ah, nosotros estamos acostumbrados -dice- a tocar en todos lados, en shows propios con algún artista invitado o en festivales con decenas de miles de personas que no solo vienen a ver a tu grupo. Lo genial que tienen los festivales es eso; a veces duran varios días y son buenos para ver a otras bandas y para grupos que buscan llegar a otros públicos».

Y agrega: «Cuando tocás solo, la gente va a verte a vos, ya conoce las canciones, y tenés mucha familiaridad con tu audiencia. En un festival es diferente, pero podés llegar a una cantidad de personas que te llevaría un año por tu cuenta. Depende del tamaño de cada banda. Las comodidades varían; a veces son maravillosas, y en otros casos tenés una tiendita en algún campito cercano para cambiarte de ropa. Hay ventajas y desventajas”.

El mito de la edad para tocar rock

Judas Priest corre con el hándicap que le da su estatus de leyenda, pero no deja que se le marchiten los laureles de su corona de espinas: su último disco, Invincible Shield (2024) es rotundamente agresivo, como si jamás se les hubiera oxidado la hoja de afeitar. ¿Cómo se atreven a su edad?

Judas Priest en vivo en Argentina en 2022. Foto Martin Bonetto

“Ja, ja, creo que es más musical que agresivo y en esto tiene mucho que ver Richie (Faulkner, guitarrista que reemplazó a K.K. Downing en 2011), y también que la base rítmica tiene mucho más movimiento que en discos anteriores. Siempre intentamos meter algún cambio dentro de nuestro estilo y mejorar. Tengo 74 años y todavía estoy aprendiendo cosas nuevas”, asegura.

Se despide reflexionando sobre la edad: «Hace muchas décadas que el rock derribó el mito de que no se puede pertenecer al estilo si uno tiene más de cuarenta años. Pero la idea de que el rock está muerto, insiste».

¿Y el metal nunca se oxida? “Es un material completamente distinto. El pop está por todos lados; lo escuchás en la radio, en el auto, en la televisión, por tu celular: es masivo. Pero también hay un público más interesado en el lado musical de las cosas, al que le importa una línea de bajo difícil, un ritmo de batería complicado, la dureza de la música. Y ese público siempre va a existir. Entonces, si hipotéticamente hicieras desaparecer el heavy-metal… ¿con qué lo vas a reemplazar? Seguramente con algo muy parecido al heavy-metal. La demanda va a existir siempre, y siempre va a haber alguien que la va a cubrir”.

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